¡Valiente el día en que me crucé contigo!
Con esa manía tan tuya de aparecerte y desaparecerte.
Valiente propuesta, decisión,
valiente imaginación y atrevimiento...
valiente imágen que permanece a fuego en mi retina.
(Dichosa la playa que te encontró)
Dichosa tu lengua y su estirpe.
Tu pelo mojado, tu espalda, la espuma que te viste.
Tus detalles, uno a uno.
Tu sarcasmo, tu ironía,
tus dobles sentidos... y los míos.
Nuestras pistas y encuentros.
Esas cuentas tan bien hechas...
Esa manera de removernos el mundo, a veces...
De buscarnos a oscuras, de palparnos y sanarnos las pupas.
Y dichoso lo prohibido...
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