sábado, 1 de febrero de 2014

13. Pero ya...

Ayer, haciendo limpieza en mi habitación, encontré una caja donde solía guardar cosas que me importaban. Allí estabas tu, todas tus letras, todas tus pisadas...
Estaban tus dedos fríos bailando por mi nuca.
Tu mirada triste y taciturna.
Tu preocupación por mi frío y bienestar.
Nuestras bromas y tu manera de decir que te estaba volviendo loco.
Estaba tu boca, enredada en un aplauso.
Tu andar levitativo, tus huesos sin apenas carne.
Tus ojos, de un color imposible.

Hay personas imprescindibles, los amigos.
Y a veces los perdemos sin saber por qué.
Amigos que te alegran el día con cualquier pego, cualquier cosilla tonta.
Y después nos toca arrepentirnos, como siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Charla que te charla...