viernes, 5 de abril de 2013

2. En desmedida

Escribo esto con el lagrimón.... créeme. Las lágrimas no tienen horario...

Porque cada día me resulta más difícil sostener el esquema de las cosas.... ya sabes. Es mirar el calendario y sentir que los días son como cuando te comes tu yogurt favorito y le rebañas la tapa y el culillo con la lengua...


A veces me dan ganas hasta de correr con alpargatas de esparto. Y, sin embargo, mi cuerpo opina que le apetece ser la réplica exacta de un pedazo de flubber. ¿Alguien se acuerda de lo que es eso? Pues es una masa verde, con forma de nada y tiene menos consistencia que unas natillas.

En serio, iba a llegar muy lejos...


Dicen que la valentía no se mide siempre por la cantidad de veces que pierdes la cabeza... pero otras sí. Con perdón, ya he sido valiente. Escogí esta vida - o algo parecido - en milésimas de segundo y soy responsable de ello. Responsable de unas consecuencias que me llevaron a perder la cabeza una y otra vez, en la parte más íntima y salvaje de lo que soy. Me perdí, en los vértigos del morbo. En la desmedida locura, en la esfera de una lágrima. Burlando su fragilidad. Quise formar parte del ejército de los ángeles del éxtasis. Mi dueña no era yo.


Mal plan.


Alguien ha penetrado mi tendón de Aquiles. 


Y estoy aquí, sin anestesia. Borracha de sudor, loca de vida... Hasta la fecha sólo encontraba la necesidad del vino, de los amantes. ¡Averigua tú a qué has venido! Pero si alguna vez te das cuenta de que pierdo la cabeza, no me dejes... que he deshecho mis alas, mi armadura.

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