A pesar de todo,
vuelven a aparecer interrogantes,
múltiples heridas.
Vuelve el frío de los atardeceres,
la cama vacía,
las manos inquietas,
la voz que pronuncia un nombre.
Tu nombre.
Vuelve el temor.
El: "No me atrevo a preguntar cómo estás
por si, acaso, dices la verdad"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Charla que te charla...